Trastorno de déficit atencional e Hiperactividad: Enfrentamiento
y Manejo desde la APS
Camila González Vera, Nicolás Olivares Sepúlveda (1)
1. Interno
Medicina Universidad Católica del Maule, Talca, Chile.
v
Introducción
El trastorno de déficit
atencional con hiperactividad (TDAH) es un desorden que se manifiesta en la
niñez con síntomas de hiperactividad, impulsividad y/o inatención, afectando el
funcionamiento cognitivo, conductual, académico, emocional y social. Es un
diagnóstico que ha ido evolucionando de acuerdo a una mejor comprensión
fisiopatológica y caracterización clínica de la patología.
TDAH
tiene una prevalencia mundial de 5-8% (1,2), de los cuales dos
tercios persistirán con alguna sintomatología en la edad adulta (3).
La prevalencia de este trastorno en adultos alcanza el 2.5% (1). En
nuestro país, la prevalencia en niños alcanzaría el 10%. Se describe una
prevalencia mayor entre los niños que las niñas en una proporción 2:1 (4).
El
TDAH es una condición perjudicial para el funcionamiento del individuo asociado
a bajo rendimiento escolar, escasos logros académicos y rechazo social. Además,
está frecuentemente asociada con otras comorbilidades psiquiátricas, generando
una carga para las familias y la sociedad (5).
v
Etiología
La
patogénesis del TDAH no es bien comprendida.
Se postula que se genera por un desbalance genético del metabolismo de
catecolaminas en la corteza cerebral. Se han descrito múltiples factores de
riesgo para esta patología:
• Factores de riesgo biológicos:
Principalmente la herencia familiar, en familiares de primer grado, llegando
hasta un 76% de heredabilidad. Múltiples variantes genómicas han sido
relacionadas, pero no son específicas para TDAH (6).
•
Factores de riesgo ambientales: se
han descrito factores prenatales y perinatales, como la prematuridad y el bajo
peso al nacer. No se ha podido
relacionar directamente el consumo de tabaco, alcohol y drogas con TDAH, siendo
necesarios más estudios (5).
-
Con respecto a los factores dietéticos, se ha evidenciado que el consumo de alimentos
con colorantes y saborizantes artificiales empeoran los síntomas de TDAH, pero
no tienen una relación etiológica directa. No se ha demostrado asociación con
consumo de azúcar refinada (7). Deficiencia de ácidos grasos de cadena larga,
zinc y hierro requieren más estudios para aclarar si tienen un rol en la
patogénesis de TDAH (8).
-
Desde el aspecto
social, se ha visto un aumento de TDAH y persistencia en la adultez en
niños institucionalizados deprivados socialmente (9).
v Diagnóstico
El diagnóstico es clínico y
requiere una evaluación detallada de la sintomatología actual y previa, así
como de las alteraciones funcionales que se puedan presentar en los distintos
ámbitos en que se desenvuelve el menor.
El TDAH tiene presentaciones predominantes; la
hiperactividad/impulsividad, inatención y una forma que combina las anteriores.
El DSM-5 define el TDAH en menores de 12 años como la presencia de 6 o más
síntomas de hiperactividad y/o inatención por al menos 6 meses que no
concuerden con el grado de desarrollo del menor y que repercutan en las
actividades sociales, académicas y/o laborales (1).
·
Se debe realizar una evaluación médica completa, indagando acerca de información
específica sobre el inicio, el curso y el impacto funcional de los síntomas del
TDAH, buscar dirigidamente criterios DSM-5, antecedentes familiares de TDAH,
antecedente de eventos emocionales, sociales y médicos que pueden proporcionar
una explicación alternativa de los síntomas, antecedentes de desarrollo
psicomotor, antecedentes psicosociales familiares y comportamiento/desempeño
escolar. Por lo general es útil contar con alguna escala estandarizada e
informe de comportamiento y desarrollo escolar (Test de Conners, Test
Vanderbilt, informes de notas, etc.)
·
El examen
físico de estos niños suele ser normal, su relevancia radica en poder
descartar diagnósticos diferenciales, por lo que debe realizarse una evaluación
antropométrica completa, buscar dismorfias, examen neurológico, evaluar agudeza
visual y audiometría (8).
·
Se deben precisar
características de la hiperactividad, definir si es estereotipada o
generalizada y en qué situaciones se presenta. Así también, caracterizar las motivaciones de los niños ante la
imposibilidad de realizar tareas, si se debe a la incapacidad por mantener la
atención o es en realidad una reacción de negatividad/hostilidad hacia un
adulto, si presenta disfunción social con incapacidad de comunicarse y/o
relacionarse con sus pares, las que no son características del TDAH y nos
obliga a pensar en otros diagnósticos.
·
Finalmente, también se exige evaluar la existencia de comorbilidades
asociadas, tales como trastornos del aprendizaje, ansiedad, ánimo o del
espectro autista (10).
v Tratamiento
Para el tratamiento
disponemos de terapia farmacológica y no farmacológica. Antes de los 6 años se
recomienda la terapia conductual a excepción de cuadros severos o en ausencia de
respuesta a terapia conductual, en cuyo caso se recomienda un psicoestimulante (8). En
mayores de 6 años el tratamiento incluye ambas modalidades.
·
La terapia
no farmacológica debe comenzar con la psicoeducación hacia los padres; intervenciones en el entorno familiar y escolar
que consisten en refuerzo positivo, recompensa al cumplir un objetivo acordado
(economía de fichas), evitar castigos prolongados, disminuir el foco de
atención ante conductas inapropiadas (extinción).
-
Se debe enviar un informe con recomendaciones al colegio, tales como sentar al
niño cerca del profesor, evitar sobrecargarlo de información al darle órdenes,
refuerzo positivo frente a tareas o conducta, permitirle cierto grado de
movilidad durante la clase, mantener el grado de exigencia académica, pero
utilizando enunciados cortos en las pruebas, tiempo adicional, exámenes orales.
-
Las intervenciones
del hogar incluyen establecer horarios, evitar distracciones mientras
realiza su tarea, definir lugares estables de trabajo (8-11).
·
En cuanto al tratamiento farmacológico los psicoestimulantes constituyen la
primera opción. No se ha demostrado mayor riesgo de eventos cardiovasculares
con uso de Metilfenidato, sin embargo,
se recomienda ser cuidadosos en pacientes con antecedentes de cardiopatía (12). La dosis oscila entre 5 mg a 60 mg. Existen preparados de acción corta, de acción
prolongada y combinados.
-
En la etapa
de titulación se debe controlar cada
2-4 semanas, mientras se alcanza la dosis de mantención (8-14).
-
Una vez alcanzada la dosis de mantenimiento se puede controlar cada 3-6 meses según su evolución y con
monitoreo de presión arterial y frecuencia cardiaca.
-
La efectividad
del tratamiento debe medirse de formas objetivables como informes de
conducta escolar, libreta de notas, escalas de calificación para TDAH. En caso
de falta de respuesta al tratamiento debe verificarse la adherencia,
reconsiderar comorbilidades o replantearse el diagnóstico (14). El
tratamiento farmacológico debe mantenerse mientras se obtenga un beneficio
objetivable (8).
-
Los principales efectos adversos descritos son la disminución del apetito, insomnio
de conciliación, cefalea, molestias gastrointestinales, aumento de presión y
frecuencia cardiaca, sin embargo, hay estudios que solo han demostrado relación
significativa para insomnio y falta de apetito (13-14).
·
Simultáneamente se deben tratar las
comorbilidades identificadas que tenga el paciente. El tratamiento específico
de ellas no es objetivo de esta revisión.
·
Se debe derivar a especialista según
corresponda en presencia de comorbilidad psiquiátrica no tratable en APS,
comorbilidad médica o alteración del desarrollo neurológico y en falta de
respuesta a tratamiento (14).
v Conclusiones
El TDAH corresponde a un trastorno del neurodesarrollo con una fuerte
asociación hereditaria que impacta en distintos ámbitos en la vida del niño. Su
diagnóstico hasta la fecha sigue siendo clínico. De ahí la importancia de
realizar una evaluación detallada, ya que muchas otras condiciones pueden
simular o presentarse concomitantemente a este trastorno. El tratamiento debe
abordar la terapia conductual asociada a psicoestimulantes siendo el
Metilfenidato el más recomendado en la actualidad. Ambas modalidades se pueden
ofrecer desde la APS. Los efectos de la terapia deben ser medidos de manera
objetiva, debiendo mantenerse mientras se obtenga beneficio de ella.
v Referencias
1.
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Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, American
Psychiatric Association, Arlington. 2013; p.59.
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Practice Guideline for the Diagnosis, Evaluation, and Treatment of
Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder in Children and Adolescents.
PEDIATRICS. 2019; 144(4): 2-3.
3.
Faraone SV, Buitelaar J, Mick E. The age-dependent decline of attention deficit
hyperactivity disorder: a meta-analysis of follow-up studies. Psychol Med.
2006; 36: 159-165.
4. De
la Barra F, Vicente B, Saldivia S, Melipillán R. Epidemiology of ADHD in
Chilean children and adolescents. ADHD Atten Def Hyp Disord 2013; 5:1-8.
5.
Posner J, Polanczyk G, Sonuga-Barke E. Attention-deficit hyperactivity
disorder. The Lancet, 395(10222), 450-462.
6.
Thapar, A., & Cooper, M. Attention deficit hyperactivity disorder.
The Lancet, 2016; 387(10024), 1240–1250.
7. Wolraich ML, Wilson DB, White JW.
The Effect of Sugar on Behavior or Cognition in Children: A Meta-analysis. JAMA. 1995;274(20):1617–1621.
8. American Academy of Pediatrics.
Clinical practice guideline for the diagnosis, evaluation, and treatment of
attention-deficit/hyperactivity disorder in children and adolescents.
Supplemental information. PEDIATRICS. 2019; 144(4): 5-6.
9.
Kennedy M, Kreppner J, Knights N, et al. Early severe institutional
deprivation is associated with a persistent variant of adult
attention-deficit/hyperactivity disorder: clinical presentation, developmental
continuities and life circumstances in the English and Romanian Adoptees study.
J Child Psychol Psychiatry 2016; 57: 1113–25.
10. Rodillo B. Trastorno por
déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en adolescentes. Revista Médica Clínica Las
Condes 2015; 26: 52-59.
11. Rodríguez PJ. et al. El
trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Pediatría Integral 2015; XIX: 540-547.
12. Alpert M, Fay T. Cardiovascular Effect of drugs
used to treat Attention Deficit/Hyperactivity Disorder part 2: Impact on
cardiovascular event and recommendations for evaluation and monitoring. Cardiol
Rev 2019; 173-178.
13. Stored OJ et al. Methylphenidate for children and
adolescents with déficit hyperactivity disorder. Cochrane Database of Systematic Reviews 2015.
14.
Moreno M, Martínez V, Tejada G et al. Actualización en el tratamiento del
trastorno de déficit de atención con / sin hiperactividad en atención primaria.
Revista Clínica de Medicina de Familiar 2015;
8 (3).
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